PARA DIAGNOSTICAR...
Para llegar a un correcto diagnóstico y partiendo de una historia clínica exhaustiva, será necesario someterse a un exámen físico completo, análiticas, pruebas de imágen y por supuesto, tener en consideración todos los factores relacionados con la edad que pueden ayudar a centrar el diagnóstico diferencial entre unas enfermedades y otras.
La historia clínica debe incluir una descripción de la paciente y de sus patrones de sangrado, así como de cambios recientes en cantidad, duración, frecuencia, y dolor asociado.
Debe incluir también preguntas sobre otros problemas de hemorragias (por ejemplo, epistaxis, sangrado de las encías, moratones frecuentes...), particularmente en adolescentes que presenten hemorragia aguda y adultas con sangrado menstrual abundante crónico y anemia.
Otras enfermedades médicas pertinentes también deben ser analizadas, como por ejemplo, enfermedades tiroideas, hipertensión, enfermedad renal, anorexia/bulimia, trastornos psiquiátricos, y otras, ya que pueden contribuir a la disfunción ovulatoria. Cualquier historia familiar pertinente debe ser tenida en cuenta (es decir, trastornos hemorrágicos/coagulopatías), así como otros antecedentes ginecológicos y obstétricos.
Debemos saber que algunos medicamentos pueden contribuir a aumentar el sangrado, como por ejemplo: hormonas, anticoagulantes/fibrinolíticos, psicotrópicos...
El examen físico también puede revelar hallazgos relacionados; así pues, enfermedad de la glándula tiroides (nódulo, bocio), hiperprolactinemia (galactorrea), síndrome de ovario poliquístico, acné o hirsutismo, deberán ser tenidas en cuenta. Los signos típicos de un trastorno de la coagulación pueden incluir petequias, epistaxis, y equimosis. Una correcta exploración de la pelvis, con espéculo y examen bimanual, debe evaluar si hay signos de trauma, lesiones cervicales y/o vaginales externas o internas, infección, y aumento de tamaño del útero.
Las pruebas de laboratorio dependerán de la historia de la paciente y del examen físico, como es lógico. La evaluación inicial puede incluir un análisis de sangre completo, niveles de hormona estimulante de la tiroides (TSH), prolactina y prueba de embarazo. Otros estudios se pueden indicar en función de la exploración pélvica, incluyendo una prueba de Papanicolaou y cultivos, así como estudios en fresco si se sospecha de una infección.Las pacientes con historia de sangrados uterinos abundantes o hemorragia postparto... deben someterse a las pruebas para trastornos de la coagulación. Otras indicaciones para realizar dichas pruebas incluyen sangrado frecuente de las encías, epistaxis o la aparición de moratones con facilidad (1 o más veces al mes), o bien, antecedentes familiares de trastornos de la coagulación. La evaluación inicial debe incluir un hemograma completo y plaquetas, tiempo de protrombina, tiempo parcial tromboplastina, fibrinógeno, o tiempo de trombina (opcional). Si estas pruebas son anormales, el paciente debe ser evaluado más a fondo por un trastorno hemorrágico subyacente, como la enfermedad de von Willebrand, que es el más común de los trastornos de la coagulación hereditarios en mujeres.
La valoración del útero debe incluir estudio de imagen y biopsia endometrial cuando esté indicado. El riesgo de cáncer de endometrio es de 6,2% en mujeres de 35 a 44 años, pero aumenta significativamente en las mujeres de 40 a 50 años. La biopsia endometrial se debe realizar como prueba de primera línea en pacientes de más de 45 años de edad; aunque también en menores de 45 con antecedentes de exposición a estrógenos (es decir, síndrome de ovario poliquístico, obesidad), o aquellos casos en los que se observa alguna irregularidad en el aspecto del endometrio en ecografía. En ocasiones, la biopsia no es del todo segura ya que no siempre se acierta en la zona afectada, por lo que las pacientes con una biopsia de endometrio normal (es decir, sin hiperplasia o cáncer) deben tener una evaluación endometrial adicional mediante ecografía si no se ha realizado, y habrá que valorar la posibilidad de realizar una dilatación, curetaje e histeroscopia si los síntomas persisten.
La visualización de la arquitectura uterina, ya sea con ecografía abdominal o vaginal es una herramienta valiosa para evaluar ciertas causas anatómicas de sangrado.
Las anomalías del miometrio más comunes incluyen leiomiomas uterinos o adenomiosis. Los leiomiomas uterinos son una proliferación de células de músculo liso y son generalmente homogéneas, o bien, lesiones circunscritas.La adenomiosis es el resultado de la invaginación de tejido endometrial en el miometrio y suele ser más difusa en apariencia que los leiomiomas. Ecográficamente se ve como un área de aspecto heterogéneo con pequeñas zonas quísticas.
La ecografía se debe programar entre los días 4 y 6 del ciclo menstrual, preferentemente, que es cuando el endometrio es más delgado. La ecografía realizada durante la fase folicular puede detectar mejor anormalidades sutiles en el endometrio, como pequeños pólipos o miomas intracavitarios. El tamaño y la ubicación de todas las anomalías deben ser tenidas en cuenta. La evaluación adicional se justifica por cualquiera de infusión salina sonohyster- grafía o histeroscopia si se sospecha de un endometrio o anormalidad intracavitaria.
La Sonohisterografía de infusión de solución salina puede determinar la presencia o ausencia de lesiones intracavitarias y la profundidad de las lesiones. La solución salina distiende la cavidad uterina para mejorar la visualización de los pólipos y miomas intracavitarios, que de otra manera pueden ser eclipsados por el tejido endometrial adyacente.
La Sonohisterografía de infusión de solución salina tiene, además, una alta sensibilidad (96% -100%) y un alto valor predictivo negativo (94% -100%). Se debe realizar en la fase folicular del ciclo, después de que la menstruación haya terminado, pero antes de la ovulación, para asegurar que la paciente no está embarazada y para optimizar la calidad de imagen. La Ecografía de infusión salina tiene una precisión diagnóstica similar a la de la histeroscopia, pero es generalmente menos dolorosa.
La histeroscopia es una técnica que permite la visualización directa de la cavidad uterina mediante la colocación de un instrumento telescópico delgado a través del cuello uterino en el útero. Permite la visualización completa de la cavidad endometrial y endocervical y puede llevarse a cabo ya sea en quirófano o en consulta. Es útil en el diagnóstico y tratamiento de las lesiones focales o difusas: atrofia, pólipos endometriales, miomas y otras anomalías endometriales. Las muestras de tejido pueden ser enviadas para su evaluación y análisis anatomo-patológico y de este modo poder confirmar el diagnóstico y descartar hiperplasia endometrial y cáncer.
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