Como habíamos señalado en la entrada anterior, se analizaron ciertos factores vitales tempranos que podrían favorecer el posterior desarrollo de Endometriosis. Para ello, fueron utilizados los datos del estudio WREN (Women´s Risk of Endometriosis) que se traduciría como "el riesgo de endometriosis de las mujeres". Este estudio fue llevado a cabo en mujeres de entre 18 y 49 años que pertenecían a un grupo de salud integrado en el sistema sanitario del oeste del estado norteamericano de Washington. El numero de pacientes analizadas fue de 340, y habían sido diagnosticadas por primera vez de endometriosis entre 1996 y 2001. El diagnóstico había sido llevado a cabo mediante los documentos conservados en la historia clínica sobre la visualización quirúrgica directa de lesiones endometriósicas, con confirmación histológica o de laboratorio. El número de controles fue de 741, en este caso, mujeres sin endometriosis que pertenecían a la población general.
Tanto las pacientes como los controles fueron entrevistados en persona por mujeres entrenadas para ello y la información recogida perteneció al período anterior a la fecha de referencia. Dicha fecha fue para las pacientes, aquellas que acudieron por primera vez con los síntomas que llevaron al diagnóstico de endometriosis. La entrevista abarcó un amplio rango de preguntas variadas que incluían caracteristicas demográficas, comportamientos de estilo de vida, así como factores vitales tempranos.
Los criterios de selección tanto para las pacientes como para los controles fueron: utero intacto y al menos la presencia de un ovario. La definición se centró en endometriosis con evidencia de tejido invadido o que interfería con los procesos fisiológicos normales.
Los llamados "factores vitales tempranos" de interés en el presente análisis fueron el uso de DES: dietilestilbestrol o el tabaquismo por parte de la madre de la participante durante el embarazo de la misma; edad de la madre en el momento del parto; características perinatales de la participante, incluyendo si era la primogénita o no, número de fetos al nacer (único, múltiple), el peso, la existencia o no de prematuridad (2 o más semanas antes de tiempo), y la alimentación regular a base de fórmulas de soja durante la infancia.
En el presente análisis, el factor de vida temprana asociado con más fuerza a la endometriosis fue la alimentación regular basada en fórmulas de soja durante la infancia. Es biológicamente posible que una exposición hormonal durante la infancia, como puede ocurrir con la fórmula de soja, aumente el riesgo de endometriosis en la edad adulta. Sobre todo, si se tiene en cuenta que la fórmula infantil de soja contiene fitoestrógenos, (predominantemente isoflavonas) que pueden ser absorbidos y digeridos por los lactantes. Los bebés pueden estar expuestos sustancialmente a estas isoflavonas, sobre todo cuando son alimentados principalmente con fórmula de soja. Estas isoflavonas son estructuralmente similares al E2 (estradiol) y pueden unirse a los receptores estrogénicos.
Al parecer, no hay estudios en humanos anteriores al presente, que hayan evaluado la asociación entre la alimentación con fórmula infantil de soja y endometriosis. Sin embargo, el riesgo de endometriosis que observaron en relación con esta exposición a dietas ricas en fórmulas de soja está también apoyada por los resultados de otros estudios realizados en humanos que constataron una asociación entre otros factores de riesgo de endometriosis como la menarquia temprana, menstruación de larga duración y mayor malestar menstrual a esa misma dieta. La alimentación con fórmula de soja además, se ha asociado a otras patologías hormonodependientes como los leiomiomas uterinos.
En los análisis exploratorios de este estudio, se observó que la magnitud de la asociación entre la alimentación con fórmula infantil de soja y el riesgo de endometriosis era más fuerte entre las mujeres nacidas después de mediados de la década de 1960 que en las nacidas en años anteriores. Dicha asociación, puede estar relacionada con el cambio en el componente de soja de las fórmulas disponibles comercialmente; a mediados de la década de 1960 el componente de soja pasó de ser harina de soja a proteína de soja aislada, de alta digestibilidad.
Este estudio tuvo un pequeño número de casos y controles expuestos al Dietilestilbestrol. A pesar de ello, los datos sugieren un mayor riesgo de endometriosis con el uso del mismo por parte de la madre, durante el embarazo de la participante en el estudio. El Dietilestilbestrol es un estrógeno potente que fue prescrito en las mujeres embarazadas en los Estados Unidos para la prevención de complicaciones en el embarazo, como el aborto espontáneo, hasta 1971, que fue cuando se constató que aumentaba el riesgo de un tipo de cáncer vaginal poco común en hijas expuestas prenatalmente, además de anomalías estructurales del tracto reproductivo, así como un mayor riesgo de disfunción reproductiva, infertilidad y otras complicaciones durante el embarazo.
Estos datos también sugirieron un mayor riesgo de endometriosis en relación con la existencia de prematuridad de 2 o incluso más semanas. Los bebés que nacen antes de tiempo no están expuestos a la oleada de estrógenos placentarios que se producen hacia el final de la gestación a término (tiempo normal) y que estimula los órganos diana fetales, incluyendo el útero y el cerebro. Este aumento de estrogenos placentarios puede estar implicado en la maduración de los órganos y parecen suprimir la actividad del eje hipotálamo-hipofisario fetal, dando como resultado bajos niveles de gonadotropinas fetales en el nacimiento. En comparación con los bebés nacidos a término, los prematuros muestran los niveles de gonadotropina superiores al nacer y una prolongada actividad del eje hipotálamo-hipofisario después del nacimiento. Por lo tanto, es posible que la falta de estimulación estrogénica fetal hacia el final de la gestación y la prolongada actividad de dicho eje después del nacimiento en bebés prematuros, puedan alterar el desarrollo reproductivo y contribuir a un mayor riesgo endometriosis en la edad adulta.
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